“Ser humano es entonces comprender la lengua de la tierra, que es la maestra que enseña cómo habitar”
Ana Patricia Noguera
Para hablar de una pedagogía del cuidado se sugiere pasar primero por la educación popular, la cual parte de reconocernos como seres con pasado colectivo y se enraiza en las resistencias históricas, que nacieron en respuesta a las fracturas dejadas por el colonialismo.
La importancia de volver a recorrer nuestros pasos y recordar la historia de Abya Yala* radica en comprender las heridas colectivas que nos dejaron la colonialidad y luego la modernidad, pero también en reconectar con aspectos de nuestra identidad que quedaron silenciados, escondidos o perdidos en las páginas de la historia oficial.
Juliana Arias, educomunicadora, explica por ejemplo, algunas de esas grandes heridas colectivas: la incomunicación, la aculturación y la negación de nuestra propia identidad; y señala que aunque la modernidad nos separó (mente de cuerpo, humano del resto de biodiversidad, razón de emoción), el fuego interno que nos habita recuerda que el cuerpo siente, cuida y es territorio.
Entre autores importantes para acercarse a la educación popular se encuentran Paulo Freire, Jesús Martín Barbero y desde una noción más ecosistémica Ana Patricia Noguera.
Paulo Freire, tras analizar el vaciamiento de sentido que sufrió el lenguaje, propuso prácticas de reinserción del lenguaje, vinculadas a la apropiación del tejido social. Desde ese lugar resulta vital buscar las palabras de nuestras regiones, las formas propias de mencionar y entender el mundo, porque el lenguaje es nuestra manera de recrear y transformar realidades; en la comunicación habita un poder enorme de construir sociedad, ya no bajo las ideas de unas minorías dominantes, sino con aquellas que realmente narran lo que fuimos y queremos ser.
Jesús Martín Barbero, explica Juliana, abordó también la incomunicación desde tres lugares: incomunicación entre los diferentes pasados, incomunicación con el hacer político e incomunicación con las élites académicas. La primera revisa el borramiento del pasado de Abya Yala* donde “nuestros ancestros vieron morir a sus dioses y los símbolos, de los que se servían para representar el mundo, fueron tachados de la historia”, enfatiza Juliana. La incomunicación con el hacer político analiza cómo los espacios hegemónicos de poder no han estado dispuestos para el pueblo y en cambio se han perpetuado a través de las élites dominantes. Luego, la incomunicación con las élites académicas entiende la validación preponderante de los conocimientos de occidente a costa de la infravaloración del conocimiento científico de los antepasados de la parte del mundo que habitamos.
La educación popular es entonces la educación que nace del pueblo y para el pueblo, es la educación que nos devuelve la voz y que permite que afloren los multi relatos liberando la memoria colectiva.
Una pedagogía del cuidado involucra la reconexión con las historias en plural, volver a sentir lo diversxs que somos, además de vincularnos a las poblaciones con las que colaboramos reconociendo y valorando sus contextos.
Una pedagogía del cuidado se caracteriza por motivar estrategias para volver a aquello de lo que fuimos separadxs, construir procesos que respeten nuestros propios ritmos y convocar a cada persona a identificar y contar su propia historia. En últimas, una pedagogía del cuidado nos ofrece la posibilidad de reivindicar el poder de lo que somos, reparando las heridas históricas que tenemos en común.
¿Qué otros aspectos debe tener una pedagogía del cuidado? La interconexión armoniosa con el ecosistema que habitamos, retejer el vínculo entre afuera y adentro, la lentitud para tomarnos el tiempo de estar, la escucha y la ternura.
Juliana nos convoca a pensar en el río que fluye, que no se apura; desde ese lugar podremos entender la creación y desarrollo de proyectos sociales desde una naturaleza cíclica que desobedece el mandato de la velocidad y el rendimiento, en los cuales liderar sea organizar, comprender y confiar en el rol de cada quien, buscando que los resultados brinden bienestar colectivo y forjen autonomía para todxs.
*Abya Yala llamaban los pueblos Kuna al territorio que después de la colonia conocemos como América.
Somos Fagua es una organización dedicada a la gestión de estrategias socioculturales. Involucramos expresiones de la comunicación, el arte y la cultura, como herramientas para potenciar la creatividad y las cualidades individuales y colectivas.
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